¿Quién puede abatir la altivez de las montañas o detener la marcha de las estrellas? Dejar que las cosas sean; he ahí la fuente de la paz. Respetar las cosas pequeñas. Las grandes se hacen respetar por sí mismas.
Le nació -yo no sabría cómo decir- algo así como ternura o piedad para con todo lo que fuera insignificante o pequeñito. No mató ni una mosca, ni apagó una vela, ni pisó una piedra, ni enjauló un pájaro...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario