Este soy yo, bola de años, arrugas,
manchas y canas, pelos en donde antes sólo había piel;
desengaño en donde otrora sólo había esperanza...
éste soy yo: un hombre lejos de la patria, adentro y a
gusto en el ocaso de su vida,
que cuando pensó que ya todo se acababa
ha empezado a vivir de nuevo,
con nuevos bríos, sueños y esperanzas;
con un corazón que late más fuerte que nunca
y una imaginación más al rojo vivo que cuando tenía veinte años.
Hecho de arroz y frijoles, barro, olla de carne,
besos de mujeres tímidas y mojigatas, otras feroces;
hecho de tragos,
de noches enteras en vela,
otras casi inconsciente;
de la música del trópico, la mazamorra que vendían en mi pueblo;
fortalecido de tamales, arroz con leche
y los queques en los que se gastaba mi madre largas horas elaborando.
Una canción de cuna que nunca fue,
una caricia de niño que olvidé o que no tuve,
un beso cuya fragancia olvidé,
una abuela que se fue cuando más la necesitaba,
una hermana que jamás tuve,
una, la primera noche de estrellas en que vi una fugaz
desprenderse del cielo com una luciérnaga gigante;
los gritos de mi madre en celo,
el silencio de toda la vidad de mi padre,
novias de un día,
amantes de una noche,
compañeras de años,
trabajos de todas clases y una pobreza que me dejó
marcado para siempre...
Mal de patria: ese soy yo,
loco: ¿por qué no?
Amante siempre, apasionado toda la vida, ahora más que nunca,
padre bueno y malo,
hijo desagradecido,
mentiroso,
ladrón.
Yo soy todo lo bueno y todo lo malo de que es capaz un hombre
pero sobre todo soy mis memorias, mis palabras, mis
padres, mi tierra...
Soy música,
soy una mujer con pinga,
soy esto, todo y nada,
soy "de paso" como todos,
voy hacia abajo como todos,
sueño y amo con todas mis fuerzas para evitar
lo que no tiene remedio: la caída en el abismo de la nada.
Soy tierno,
bondadoso,
optimista,
grosero, egoísta y pesimista: esto, todo y nada.
Nunca soy más real que cuando sueño.
Soy de aquí y de allá, pero sobre todo soy del campo de mi tierra,
soy de Desampa, de los Moro, semilla de chiverre negra,
para servir
a usted y a toda su estimable familia.
Todavía me queda un poco de pendejo y tímido.
Soy una amalgama de todo lo que tiene y no tiene sentido, de todos los opuestos.
Soy de carne, hueso, pelos, uñas y excremento,
ciento cincuenta libras cinceladas a machete, pintadas y
despintadas,
llenas de defectos; ciento cincuenta libras
envueltas en un pellejo que ha empezado a quedarme
grande y a percudirse.
Soy estos ojos que creían que lo habían visto todo
y este par de orejas que pensé que lo habían escuchado
todo,
diez dedos que creía expertos en el tacto
un cerebro que estaba ya casi dormido...
Hasta que llegaste tú, Polita.
Polo Moro
2 comentarios:
Movió mis fibras más internas, bello.
Publicar un comentario