miércoles, 25 de julio de 2007

La creación de la mujer

Y pletórico concluyó su parecer sobre las hebreas con un viejo y mordaz aforismo, muy popular entre los rabíes:

-¿Es que no conocéis lo que pensó el Altísimo, bendito sea su nombre, cuando se decidió, en mala hora, a crear a la mujer? Escuchad ingenuos… “¿De qué parte del hombre la sacaré? Se dijo el omnipotente. ¿De la cabeza? No, será demasiado orgullosa. ¿Del ojo? No, será demasiado curiosa. ¿De la oreja? Tampoco, reflexionó Yavé, bendito sea su nombre. Escuchará detrás de las puertas. ¿De la boca? Charlará. ¿De la mano? No, porque será pródiga. Por último, tomó una parte del cuerpo, muy oscura y muy oculta, con la esperanza de hacerla modesta…” Pero, ya veis, le salió mal.

Los discípulos protestaron con energía, saliendo en defensa de la Magdalena y del resto.
Y Mateo Leví, uno de los más instruidos, le respondió con otro apólogo, atribuido al rabí Gamaliel.

-Un emperador le dijo a un sabio: “Tu Dios es un ladrón: necesitó, para crear a la mujer, robarle una costilla a Adán, cuando estaba dormido.” Y como el sabio le costase responder, la hija de éste tomó la palabra y replicó:
“Traigo una queja. Unos ladrones se introdujeron en casa durante la noche y robaron un aguamanil de plata, dejando en su lugar un aguamanil de oro.”
Y el emperador contestó: “Así tuviera yo cada noche visitas semejantes!”

Pues bien –sentenció Mateo-, eso fue lo que hizo nuestro Dios. Le quitó al primer hombre una simple costilla, pero, a cambio, le dio una mujer.

J.J. Benítez
Caballo de Troya 2

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