¡Escuchad la voz del Pakistan!: ancianos, muchachos, abuelas airadas lucharon contra el Ejército indio; ¡combatieron en todos los puentes, con todas las armas disponibles! Hombres lisiados se llenaban los bolsillos de granadas, les quitaban el pasador y se arrojaban bajo los tanques indios que avanzaban; ¡ancianas desdentadas les sacaban las tripas a los babus indios con horcas de labranza! Murieron hasta el último hombre y el último niño, ¡pero salvaron la ciudad, conteniendo a los indios hasta que llegó el apoyo aéreo! ¡Mártires, Padma! ¡Héroes, en ruta hacia el jardín perfumado! ¡Donde se dará a los hombre cuatro bellas huríes, no tocadas por hombre ni djinn; y a las mujeres cuatro hombres igualmente viriles! ¿Qué bendición de tu Señor rechazarías? ¡Qué gran cosa es una guerra santa, en la que, con sacrificio supremo, el hombre puede expiar todas sus maldades!
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