Llevaba un bolso con las iniciales A.V. y era tan menuda que parecía poder esconderse tras una varilla si se ponía de perfil. Caminaba con paso lento. De pelo largo, negro, cubría su cara como lo hace un payaso, con la magia del maquillaje y una sonrisa falsa. Encorvados los hombros, usaba siempre una estola atada al cuello, camisa color negro y unos "skinny jeans" azules, tan de moda. Toneladas de pulseras cubrían sus muñecasy como una rama de árbol que se ensancha, sus delgadas y pálidas manos dejaban ver las venas de tan pegada la piel al hueso. Pasaba todos los días por el café de la esquina, compraba un paquete de cigarros y una bebida. Me gustaba mirarla, verla oler la tasa como si tratara de robarle la vida, sorber el líquido caliente, fumar con la vista absorta hacia la nada, como quien se deleita por única vez en el día, como quien no tiene nada que perder, como quien tiene tiempo de sobra...
Hace días que ya no la veo...
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