miércoles, 25 de abril de 2007
ship them overseas
It's a mistake to arrive early, gives you too much time to think of what you're facing. Where did I get the nerve to think I could handle American teenagers? Ignorance. That's where i got the nerve. It is the Eisenhower era and newspapers report the great unhappiness of American adolescents. These are the "Lost Children of the Lost Children of the Lost Children." Movies, musicals, books tell us of their unhappiness: Rebel Without a Cause, The Blackboard Jungle, West Side Story, The Catcher in the Rye . They make despairing speeches. Life is meaningless. All adults are phonies. What's the use of living at all? They have nothing to look forward to, not even a war of their own where they can kill natives in distant places and march up ticker-tape Broadway with medals and limps for the girls to admire. No use complaining to their fathers, who just fought a war, or their mothers, who waited while the fathers fought. Fathers say, Oh, shaddup. Don't bodder me. I got a pounda shrapnel up my ass an' I don't have time for you bitchin' an' moanin' wid your belly full an' your closet stuffed with clothes. F'Christ's sakes, when I was your age I was out woikin' in a junkyard before I went on the docks so I could send your sorry ass to school. Go squeeza your goddamn pimples an' lemme read my paper.
There's so much teen unhappiness they form gangs and fight other gangs, not rumbles like the ones you see in movies with star-crossed romances and dramatic music in the background, but mean fights where they grunt and curse one another, where Italians, Blacks, Irish, Puerto Ricans attack with knives, chains, baseball bats in Central Park and Prospect Park and stain the grass with their blood, which is always red no matter where it came from. Then if there's a killing there's a public outrage and accusations that if the schools and teachers were doing their jobs these terrible things wouldn't happen. There are patriots who say, If these kids have the time and energy to be fighting one another why can't we just ship them overseas to fight the goddam Communists and settle the problem for once and for all?
lunes, 16 de abril de 2007
domingo, 15 de abril de 2007
Si los tiburones fueran hombres...
(Fragmento de Bertold Brecht)
-Si los tiburones fueran hombres –preguntó al señor K la hija pequeña de su patrona- ¿Se portarían mejor con los pececitos?
-Claro que sí- respondió el señor K.
Si los tiburones fueran hombres, harían construir en el mar cajas enormes para los pececitos, con toda clase de alimentos en su interior, tanto plantas como materias animales.
Se preocuparían porque las cajas tuvieran siempre agua fresca y adoptarían todo tipo de medidas sanitarias.
Si por ejemplo, un pececito se lastimase una aleta, en seguida se la vendarían de modo que el pececito no se les muriera prematuramente a los tiburones.
Para que los pececitos no se pusieran tristes habría de vez en cuando, grandes fiestas acuáticas, pues los pececitos alegres tienen mejor sabor que los tristes.
También habría escuelas en el interior de las cajas. En esas escuelas se enseñaría a los pececitos a entrar en las fauces de los tiburones. Estos necesitarían tener nociones de geografía para mejor localizar a loso grandes tiburones, que andan por ahí holgazaneando.
Lo principal sería, naturalmente, la formación moral de los pececitos. Se les enseñaría que no hay nada más hermoso para un pececito que sacrificarse con alegría; también se les enseñaría a tener fe en los tiburones, y a creerles cuando les dijesen que ellos ya se ocupan de forjarles un hermoso porvenir. S e les daría a entender que ese porvenir que se les augura sólo estaría asegurado si aprendían a obedecer. Los pececillos deberían de guardarse de las bajas pasiones, así como de cualquier inclinación materialista, egoísta o marxista. Si algún pececillo mostrara semejantes tendencias, sus compañeros deberían comunicarlo inmediatamente a los tiburones.
Si los tiburones fueran hombres, se harían naturalmente la guerra entre sí para conquistar cajas y pececillos ajenos. Además, cada tiburón obligaría a sus propios pececillos a combatir en esas guerras. Cada tiburón enseñaría a sus pececillos que entre ellos y los pececillos de otros tiburones existe una enorme diferencia.
Si bien todos lo pececillos son mudos, proclamarían, lo cierto es que callan en idiomas muy distintos y por eso jamás logran entenderse.
A cada pececillo que matase en una guerra a un par de pececillos enemigos, de esos que callan en otro idioma, se les concedería una medalla de varec y se le otorgaría además el título de héroe.
Si los tiburones fueran hombres tendrían también su arte. Habría hermosos cuadros en los que se representarían los dientes de los tiburones en colores maravillosos, y sus fauces como puros jardines de recreo en los que da gusto retozar. Los teatros del fondo del mar mostrarían a heroicos pececillos entrando entusiasmados en las fauces de los tiburones y la música sería tan bella que, a sus sones, los pececillos se precipitarían en tropel, precedidos por la banda dentro de esas fauces.
Habría así mismo una religión, si los tiburones fueran hombres. Esa religión enseñaría que la verdadera vida comienza para los pececillos en el estómago de los tiburones.
Además, si los tiburones fueran hombres, los pececillos dejarían de ser todos iguales como lo son ahora. Algunos ocuparían ciertos cargos, lo que los colocaría por encima de los demás.
A aquellos pececillos que fueran un poco más grandes se le permitiría incluso tragarse a los más pequeños. Los tiburones verán esta práctica con agrado, pues les proporcionaría mayores bocados. Los pececillos más gordos, que serían los que ocupasen ciertos puestos, se encargarían de mantener el orden entre los demás pececillos, y se harían maestros u oficiales, ingenieros especializados en construcción de cajas, etc. En una palabra:
El alma no es el cuerpo
cómo se forma un cuerpo
sus órganos sus huesos
sus funciones sus sitios
pero nunca supimos
de qué estaba hecha el alma
¿será de sentimientos /
de ensueños / de esperanzas?
¿de emociones / de tirrias /
de estupores?
¿o será la asesora
principal de la mente?
¿o viceversa?
entre ellas no hay disputa
¿o será capataza
de la pobre conciencia?
¿o viceversa?
entre ellas no hay acuerdo
el alma tiene hambres
y cuando está famélica
puede herir
puede armarse
de enconos de furias
no hay que pensar que el alma
es un tul de inocencia
ajeno a los agravios
que sufren cuerpo y alma
en el alma se forman
abscesos de rencores
tumores de impaciencia
hernias de desamparo
el problema es que no hay
cirujanos de alma
ni siquiera herbolarios
el alma es un secreto / una noción
una nube que suele anunciar llanto
pero después de tantas búsquedas
de pesquisas inútiles
y de adivinaciones
nos queda apenas una certidumbre /
que el alma no es el cuerpo
pero muere con él
viernes, 13 de abril de 2007
Calamity
domingo, 8 de abril de 2007
es muss sein
Esta convicción nació de la música de Beethoven y, aunque es posible (y puede que hasta probable) que sus autores hayan sido más bien los comentaristas de Beethoven y no el propio compositor, hoy la compartimos casi todos: la grandeza del hombre consiste en que carga con su destino como Atlas cargaba con la esfera celeste a sus espaldas. El héroe de Beethoven es un levantador de pesos metafísicos.
Destino Incierto
sábado, 7 de abril de 2007
Anna
Hace días que ya no la veo...
Sindbad el varado, Gilberto Owen
Día primero,
EL NAUFRAGIO
Esta mañana te sorprendo con el rostro tan desnudo que temblamos
sin más que un aire de haber sido y solo estar, ahora,
un aire que te cuelga de los ojos y los dientes,
correveidile colibrí, estático
dentro del halo de su movimiento.
Y no hablas. No hables,
que no tienes ya voz de adivinanza
y acaso te he perdido con saberte,
y acaso estás aquí, de pronto inmóvil
tierra que me acogió de noche náufrago
y que al alba descubro isla desierta y árida;
y me voy por su orilla, pensativo, y no encuentro
el litoral ni el nombre que te deseaba en la tormenta.
Esta mañana me consume en su rescoldo la conciencia de mis llagas;
sin ella no creería en la escalera inaccesible de la noche
ni en su hermoso guardian insobornable:
aquí me hirió su mano, aquí su sueño,
en Emel su sonrisa, en luz su poesía,
su desamor me agobia en tu mirada.
Y luché contra el mar toda la noche
desde Homero hasta Joseph Conrad,
para llegar a tu rostro despierto
y en su arena leer que nada espere,
que no espere misterio que no espere
Con la mañana derogaron las estrellas sus señales y sus leyes
y es inútil que el cartógrafo dibuje ríos secos en la palma de la mano...
martes, 3 de abril de 2007
Historia de la sombra
Cuando él creció, con él creció su sombra. Y él tuvo miedo de quedarse sin ella.
Y pasó el tiempo. Y ahora, cuando se está achicando, al cabo de los días de su vida, tiene pena de morirse y dejarla sin él.
Celebración a la Fantasía
Y entonces, en medio de aquel alboroto, un desamparadito qye no alanzaba más de un metro del suelo, me mostró un reloj dibujado con tinta negra en su muñeca:
¿Y anda bien?- le pregunte
Atrasa un poco- reconoció
lunes, 2 de abril de 2007
Tercera Vía
De esa forma, la Conferencia de los Hijos de la Medianoche cumplió la profecía del Primer Ministro, convirtiéndose, realmente, en un espejo de la nación; el modo pasivo-literal actuaba, aunque yo tronaba contra él con desesperación creciento y, por último, con resignación creciente... -¡Hermanos, hermanas! -transmitía yo, con una voz mental tan incontrolabe como su réplica física-. ¡No dejéis que esto ocurra! ¡No permitáis que la eterna dualidad entre masas-y-clases, capital-y-trabajo, ellos-y-nosotros se interponga entre nosotros! Nosotros -grité apasionadamente- debemos ser una tercera vía, debemos ser la fuerza que se abra paso entre los cuernos del dilema; ¡porque sólo siendo distintos, siendo nuevos, podremoos cumplir la promesa de nuestro nacimiento. -Yo tenía seguidores, y ninguno más que la-bruja-Parvati; pero notaba que se apartaban de mí, distraído cada uno por su propia vida... lo mismo que yo, que para decir la verdad, era distraído por la mía. Era como si nuestro espléndido congreso resultase ser nada más que otro de los juguetes de la infancia, como si los pantalones largos estuvieran destruyendo lo que la medianoche creó-... Tenemos que decidir nuestro programa -rogué-, nuestro propio Plan Quinquenal, ¿por qué no? -Pero pude escuchar, por detrás de mi llamada ansiosa, la risa divertida de mi mayor rival; y allí estaba Shiva, en todas nuestras cabezas, diciendo desdeñosamente-: No, niño rico; no hay tercera vía; sólo hay dinero-y-pobreza, tener-y-no-tener, y derecha-e-izquierda; ¡sólo yo contra el mundo! El mundo no es ideas, Mocoso, es cosas. Las cosas y quienes las hacen gobiernan el mundo; fíjate en Birla y en Tata, y en todos los poderosos: ellos hacen cosas. En nombre de cosas se dirige el país. No en nombre de personas. En nombre de cosas, América y Rusia envían su ayuda; pero quinientos millones siguen estando hambrientos. Cuando se tienen cosas, hay tiempo para soñar; cuando no se tienen, hay que pelear. -Los hijos escuchaban fascinados mientras nosotros nos peleábamos... o quizá no, quizá ni siquiera nuestro diálogo podía retener su interés. Y ahora yo-: Pero las personas no son cosas; si nos agrupamos, si nos queremos, si demostramos que esto, sólo esto, este reunirse, esta Conferencia, este mantenerse-unidos-los-niños-pase-lo-que-pase puede ser la tercera vía... -Pero Shiva, resoplando-: Muchachito rico, todo eso es sólo palabrería. Toda esa importancia-del-individuo. Toda esa posibilidad-de-humanidad. Hoy, las peronas son sólo una especie de cosas. -Y Saleem, desmoronándose-: Pero... la voluntad libre... la esperanza... el alma elevada, que otros llaman mahatma, de la humanidad... y qué pasa con la poesía, y el arte, y... -Y entonces Shiva logró su victoria-: ¿Lo ves? Sabía que te convertirías en eso. Blando, como el arroz recocido. Sentimental como una abuela. Vete, ¿quién quiere oír esas sandeces? Todos tenemos que vivir nuestra vida. Por todos los diablos, nariz de pepino, estoy harto de tu Conferencia. No tiene nada que ver con nada.
Os preguntaréis: ¿y ésos son niños de diez años? Yo os contestaré: Sí, pero. Diréis: ¿discutían los chicos de diez años, o incluso los de casi-once, sobre el papel del individuo en la sociedad? ¿Y sobre la rivalidad entre capital y trabajo? ¿Se hacían explícitas las tensiones internas de las zonas agrarias y las industrializadas? ¿Y los conflictos de las herencias socioculturales? ¿Discutían los niños sobre la identidad, y los conflictos intrínsecos del capitalismo? ¿Contando con menos de cien mil horas de vida, comparaban a Gandhi con Marxlenin, el poder con la impotencia? ¿Se oponía la colectividad a la singularidad? ¿Mataban a Dios esos niños? Aun admitiendo la certeza de los supuestos milagros, ¿podemos creer ahora que los golfillos hablasen como viejos barbudos?
Os lo aseguro: quizá no con esas palabras; quizá sin nunguna clase de palabras, pero en el lenguaje más puro del pensamiento; pero sí, indudablemente, eso es lo que había en el fondo de todo; porque los niños son los recipientes donde los adultos vierten su veneno, y era el venendo de los adultos el que hablaba por nosotros. El veneno y, tras un vacío de muchos años, una Viuda con un cuchillo.
En pocas palabras: después de mi regreso a Buckingham Villa, hasta la sal de los hijos de la medianoche perdió su sabor; había noches en que ni siquiera me molestaba en conectar mi red nacional; y el demonio que acechaba en mi interior (con dos cabezas) podía dedicarse libremente a sus maldades. (...)
Si hay una tercer vía, se llama infancia. Pero muere; o, mejor dicho, la asesinan.