miércoles, 21 de noviembre de 2007

Tiranos del placer

“…No hay hombre que no quiera ser déspota cuando su miembro se pone rígido: se le ocurre que tendrá menos placer si los otros parecen sentirlo tanto como él. En ese momento, por un instintivo sentimiento de orgullo, desearía ser el único en el mundo capaz de experimentar lo que siente; la idea de ver a otro gozar como él lo lleva a una especie de igualdad que anula los indescriptibles encantos que le hace experimentar el despotismo. Por otra parte, es falso que haya placer en darlo a otros; esto es servirles, y el hombre que está excitado se halla muy lejos del deseo de ser útil a los otros. Al hacer el mal, por el contrario, experimenta todos los encantos de que disfruta un individuo vigoroso que puede hacer uso de su fuerza; él es quien domina entonces, es el tirano. ¡Y cuánta diferencia hay para el amor propio! En ese caso no creemos que deba ocultarlo…”

Filosofía en el tocador
Marqués de Sade

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