Tú llevabas dentro de ti una imagen de la vida, estabas dispuesto a hechos, a sufrimientos y sacrificios, y entonces fuiste notando poco a poco que el mundo no exigía de ti hechos ningunos, ni sacrificios, ni nada de eso, que la vida no es una epopeya con figuras de héroes y cosas por el estilo, sino una buena habitación burguesa, en donde uno esta perfectamente satisfecho con la comida y la bebida, con el café y la calceta, con el juego del tarot y la música de la radio. Y el que ama y lleva dentro de sí lo otro, lo heroico y bello, la veneración de los grandes poetas o la veneración de los santos, ese es un necio y un quijote. (…) Para este mundo sencillo de hoy, cómodo y satisfecho con tan poco, eres tú demasiado exigente y hambriento; el mundo te rechaza, tienes para él una dimensión de más… El que en lugar de chinchín exija música, en lugar de placer alegría, en lugar de dinero alma, en vez de loca actividad verdadero trabajo, en vez de jugueteo pura pasión, para ése no es hogar bonito este mundo que padecemos…
Hermann Hesse
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