martes, 6 de marzo de 2007

Derrota

Derrota, mi Derrota, eres mi soledad y mi indiferencia;
tú eres más querida que mil triunfos,
y más dulce para mi corazón que toda la gloria del mundo.

Derrota, mi Derrota, eres mi conciencia y mi desafío;
gracias a ti sé que soy aún joven y de paso ligero.
Gracias a ti no seré atrapado por efímeros laureles.
En ti yo encontré la dicha de la soledad
y la alegría de ser ignorado y despreciado.

Derrota, mi Derrota, mi brillante espada y escudo.
En tus ojos he leído
que ser entronizado es igual que ser esclavizado,
y que ser comprendido es ser menospreciado,
y ser apresado no es sino alcanzar la plenitud.
Y es como una fruta madura que cae y es consumida.

Derrota, mi Derrota, mi osada compañera,
tu escucharás mis canciones y mis llantos y mis silencios,
y nadie sino tú me hablará del batir de las alas,
y del furor de los mares,
y de las montañas con fuego en sus cimas.
Y tú sola escalarás mi escarpada y rocosa alma.

Derrota, mi Derrota, eres inextinguible fuerza,
tú y yo reiremos juntos en medio de la tormenta,
y juntos cavaremos tumbas para todo lo que muera en nosotros.
Y nos detendremos ante el sol, con voluntad indomable.
Y los otros nos temerán.

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