Hace mucho tiempo, el hombre oía extrañado el sonido de un golpeteo regular dentro de su pecho y no tenía ni idea de su origen. No podía identificarse con algo tan extraño y desconocido como era el cuerpo. El cuerpo era una jaula y dentro de ella había algo que miraba, escuchaba, temía, pensaba y se extrañaba; ese algo, ese resto que quedaba al sustraerle el cuerpo, eso era el alma.
Hoy, por supuesto, el cuerpo no es desconocido: sabemos que lo que golpea dentro del pecho es el corazón y que la nariz sobresale del cuerpo para llevar oxígeno a los pulmones. La cara no es más que una especie de tablero de instrumentos en el que desembocan todos los mecanismos del cuerpo: la digestión, la vista, la audición, la respiración, el pensamiento.
Desde que sabemos dominar todas sus partes, el cuerpo desasosiega menos al hombre. Ahora también sabemos que el alma no es más que la actividad de la materia gris del cerebro. La dualidad entre el cuerpo y el alma ha quedado velada por los términos científicos y podemos reírnos alegremente de ella como de un prejuicio pasado de moda.
Pero basta que el hombre se enamore como un loco y tenga que oír al mismo tiempo el sonido de sus tripas. La unidad del cuerpo y el alma, esa ilusion lírica de la era científica, se disipa repentinamente.
sábado, 31 de marzo de 2007
casualidad
No es la necesidad, sino la casualidad, la que está llena de encantos. Si el amor debe ser inolvidable, las casualidades deben volar hacia él desde el primer momento, como los pájaros hacia los hombros de San Franciso de Asís.
miércoles, 28 de marzo de 2007
...out of my later years. einstein
There is one other thing which follows from that conception—that we must not only tolerate differences between individuals and between groups, but we should indeed welcome them and look upon them as an enriching of our existence. That is the essence of all true tolerance; without tolerance in this widest sense there can be no question of true morality.
...
A person or a nation can be considered peace loving only if it is ready to cede its military force to the international authorities and to renounce every attempt or even the means, of achieving its interests abroad by the use of force.
...
I
AM GREATLY TOUCHED by the signal honor which you have wished to confer upon me. In the course of my long life I have received from my fellow-men far more recognition than I deserve, and I confess that my sense of shame has always out-weighed my pleasure therein. But never, on any previous occasion, has the pain so far outweighed the pleasure as now.
For all of us who are concerned for peace and the triumph of reason and justice must today be keenly aware how small an influence reason and honest good will exert upon events in the political field. But however that may be, and whatever fate may have in store for us, yet we may rest assured that without the tireless efforts of those who are concerned with the welfare of humanity as a whole, the lot of mankind would be still worse than in fact it even now is.
In this time of decisions so heavy with fate what we must say to our fellow-citizens seems above all to be this: where belief in the omnipotence of physical force gets the upper hand in political life this force takes on a life of its own, and proves stronger than the men who think to use force as a tool.
The proposed militarization of the nation not only immediately threatens us with war; it will also slowly but surely destroy the democratic spirit and the dignity of the individual in our land. The assertion that events abroad force us to arm is wrong, we must combat it with all our strength.
Actually, our own rearmament, through the reaction of other nations to it, will bring about that very situation on which its advocates seek to base their proposals.
There is only one path to peace and security: the path of supra-national organization. One-sided armament on a national basis only heightens the general uncertainty and confusion without being an effective protection.
...
A person or a nation can be considered peace loving only if it is ready to cede its military force to the international authorities and to renounce every attempt or even the means, of achieving its interests abroad by the use of force.
...
I
AM GREATLY TOUCHED by the signal honor which you have wished to confer upon me. In the course of my long life I have received from my fellow-men far more recognition than I deserve, and I confess that my sense of shame has always out-weighed my pleasure therein. But never, on any previous occasion, has the pain so far outweighed the pleasure as now.
For all of us who are concerned for peace and the triumph of reason and justice must today be keenly aware how small an influence reason and honest good will exert upon events in the political field. But however that may be, and whatever fate may have in store for us, yet we may rest assured that without the tireless efforts of those who are concerned with the welfare of humanity as a whole, the lot of mankind would be still worse than in fact it even now is.
In this time of decisions so heavy with fate what we must say to our fellow-citizens seems above all to be this: where belief in the omnipotence of physical force gets the upper hand in political life this force takes on a life of its own, and proves stronger than the men who think to use force as a tool.
The proposed militarization of the nation not only immediately threatens us with war; it will also slowly but surely destroy the democratic spirit and the dignity of the individual in our land. The assertion that events abroad force us to arm is wrong, we must combat it with all our strength.
Actually, our own rearmament, through the reaction of other nations to it, will bring about that very situation on which its advocates seek to base their proposals.
There is only one path to peace and security: the path of supra-national organization. One-sided armament on a national basis only heightens the general uncertainty and confusion without being an effective protection.
martes, 20 de marzo de 2007
sábado, 17 de marzo de 2007
El Club Bilderberg
Alguien dijo una vez que escribir no es estar ausente, sino adquirir la ausencia; ser alguien para después irse, dejando sólo trazas...
Daniel Estulin
Daniel Estulin
sábado, 10 de marzo de 2007
Adiós
Las cosas que mueren jamás resucitan,
Las cosas que mueren no tornan jamás,
¡Se quiebran los vasos y el vidrio que queda
es polvo por siempre y por siempre será!
Cuando los capullos caen de la rama
dos veces seguidas no florecerán...
¡Las flores tronchadas por el viento impío
se agotan por siempre, por siempre jamás!
¡Los días que fueron, los días perdidos,
los días inertes ya no volverán!
¡Qué tristes las horas que se desgranaron
bajo el aletazo de la soledad!
¡Qué tristes las sombras, las sombras nefastas,
las sombras creadas por nuestra maldad!
¡Oh, las cosas idas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que así se nos van!
¡Corazón... silencia!... ¡Cúbrete de llagas!...
-De llagas infectas- ¡Cúbrete del mal!
¡Que todo el que llegue se muera al tocarte,
corazón maldito que inquieras mi afán!
¡Adiós para siempre mis dulzuras todas!
¡Adiós mi alegría llena de bondad!
Oh las cosas muertas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que no vuelven más!...
Alfonsina Storni
Las cosas que mueren no tornan jamás,
¡Se quiebran los vasos y el vidrio que queda
es polvo por siempre y por siempre será!
Cuando los capullos caen de la rama
dos veces seguidas no florecerán...
¡Las flores tronchadas por el viento impío
se agotan por siempre, por siempre jamás!
¡Los días que fueron, los días perdidos,
los días inertes ya no volverán!
¡Qué tristes las horas que se desgranaron
bajo el aletazo de la soledad!
¡Qué tristes las sombras, las sombras nefastas,
las sombras creadas por nuestra maldad!
¡Oh, las cosas idas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que así se nos van!
¡Corazón... silencia!... ¡Cúbrete de llagas!...
-De llagas infectas- ¡Cúbrete del mal!
¡Que todo el que llegue se muera al tocarte,
corazón maldito que inquieras mi afán!
¡Adiós para siempre mis dulzuras todas!
¡Adiós mi alegría llena de bondad!
Oh las cosas muertas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que no vuelven más!...
Alfonsina Storni
Morir llega a ser una apremiante necesidad
de independencia,
un último acto de intimidad,
el último de los encuentros con el cuerpo,
la última experiencia de pertenencia.
Después del instante de la muerte,
el muerto vuelve a ser de la familia,
del pueblo,
de la historia,
o del olvido,
y desaparece con su cuerpo
y con su ínfima biografía.
Fernando Contreras
de independencia,
un último acto de intimidad,
el último de los encuentros con el cuerpo,
la última experiencia de pertenencia.
Después del instante de la muerte,
el muerto vuelve a ser de la familia,
del pueblo,
de la historia,
o del olvido,
y desaparece con su cuerpo
y con su ínfima biografía.
Fernando Contreras
jueves, 8 de marzo de 2007
Poema 20
Puedo escribir los versos mas tristes esta noche.
Escribir por ejemplo: "La noche esta estrellada,y tiritan, azules, los astros a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos mas tristes esta noche....Yo la quise, y a veces ella tambien me quiso.
En las noches como esta la tuve en mis brazos,la bese tantas veces, bajo el cielo infinito.
Ella me quiso. A veces yo tambien la queria. Como no haber amado sus grandes ojos fijos?
Puedo escribir los versos mas tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido!
Oir la noche inmensa, mas inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto al rocio.
Que importa que el amor no pueda aguardarla.La noche esta estrellada y, ella esta conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazon la busca, y ella no esta conmigo.
La misma noche, que hace blanquear los mismos arboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuanto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oido.
De otro. Sera de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y tan largo el olvido.
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos. Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque este sea el ulitmo dolor que ella me causa, y estos sean los ultimos versos que yo le escribo.
*Pablo Neruda*
Escribir por ejemplo: "La noche esta estrellada,y tiritan, azules, los astros a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos mas tristes esta noche....Yo la quise, y a veces ella tambien me quiso.
En las noches como esta la tuve en mis brazos,la bese tantas veces, bajo el cielo infinito.
Ella me quiso. A veces yo tambien la queria. Como no haber amado sus grandes ojos fijos?
Puedo escribir los versos mas tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido!
Oir la noche inmensa, mas inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto al rocio.
Que importa que el amor no pueda aguardarla.La noche esta estrellada y, ella esta conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazon la busca, y ella no esta conmigo.
La misma noche, que hace blanquear los mismos arboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuanto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oido.
De otro. Sera de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y tan largo el olvido.
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos. Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque este sea el ulitmo dolor que ella me causa, y estos sean los ultimos versos que yo le escribo.
*Pablo Neruda*
Planck
Esta experiencia me dio también la oportunidad de aprender un hecho -un hecho notable en mi opinión-: una nueva verdad científica no triunfa convenciendo a sus oponentes y haciéndoles ver la luz, sino porque, finalmente, sus oponentes acaban por morir y nace una nueva generación familiarizada con ella.
martes, 6 de marzo de 2007
El Más Inmenso Mar
Mi alma y yo fuimos hasta el inmenso mar, a nadar. Y al alcanzar las costas, caminamos por los alrededores en busca de un lugar escondido y solitario.
Mientras caminábamos, vimos a un hombre sentado sobre una roca gris, sacando puñados de sal de una bolsa y arrojándolos al mar.
"He aquí un pesimista" -dijo mi alma-. "Abandonemos este lugar. No podemos nadar aquí. Él no debe ver nuestros cuerpos desnudos."
Continuamos nuestro camino hasta una caleta. Allí vimos, de pie, sobre una roca blanca, a un hombre sosteniendo un hermoso joyero del que extraía puñados de azúcar y los arrojaba al mar.
"Y éste es el optimista" -dijo mi alma-. "Él tampoco debe ver nuestros cuerpos desnudos."
Nos alejamos más. Y en la playa encontramos a un hombre recogiendo peces muertos y poniéndoles tiernamente de nuevo en el mar.
"No podremos bañarnos delante de él" -dijo mi alma-. "Es un filántropo."
Y seguimos caminando. Entonces llegamos a un paraje donde vimos a un hombre dibujando su sombra en la arena. Inmensas olas vinieron y la borraron. Mas él continuó dibujándola una y otra vez.
"Es un místico" -dijo mi alma-. "Apartémonos."
Y continuamos caminando hasta que, en una apacible ensenada, vimos a un hombre que recogía la espuma con una pala y la vertía en una vasija de alabastro.
"Es un idealista" -dijo mi alma-. "De seguro que él no debe ver nuestra desnudez."
Y seguimos caminando. Y, de regreso, escuchamos una voz que gritaba: "Éste es el mar. Éste es el profundo mar". Y cuando alcanzamos la voz, era un hombre de espaldas al mar y sosteniendo cerca de su oreja un caracol marino. Oía así el murmullo del mar.
Y mi alma dijo: "Dejémoslo. Es el realista. El que vuelvue su espalda a todo lo que no puede abarcar con su mente y se conforma con un fragmento".
Entonces seguimos de largo. Y en un lugar lleno de malas hierbas, entre las rocas, había un hombre con su cabeza enterrada en la arena. Y dije a mi alma: "Podemos bañarnos aquí, pues él no puede vernos".
"No" -repuso mi alma-, "porque él es el más implacable de todos. Es el puritano."
Entonces, una inmensa tristeza cubrió el rostro de mi alma y también su voz.
"Alejémonos de aquí" -dijo ella-, "pues no hay un lugar solitario y escondido donde podamos bañarnos. No dejaré que el viento enrede mis cabellos dorados, o descubra mis blancos senos en estos lugares, ni permitiré a la luz que exponga mi sagrada desnudez."
Y nos alejamos de este mar, en busca del Más Inmenso Mar.
Mientras caminábamos, vimos a un hombre sentado sobre una roca gris, sacando puñados de sal de una bolsa y arrojándolos al mar.
"He aquí un pesimista" -dijo mi alma-. "Abandonemos este lugar. No podemos nadar aquí. Él no debe ver nuestros cuerpos desnudos."
Continuamos nuestro camino hasta una caleta. Allí vimos, de pie, sobre una roca blanca, a un hombre sosteniendo un hermoso joyero del que extraía puñados de azúcar y los arrojaba al mar.
"Y éste es el optimista" -dijo mi alma-. "Él tampoco debe ver nuestros cuerpos desnudos."
Nos alejamos más. Y en la playa encontramos a un hombre recogiendo peces muertos y poniéndoles tiernamente de nuevo en el mar.
"No podremos bañarnos delante de él" -dijo mi alma-. "Es un filántropo."
Y seguimos caminando. Entonces llegamos a un paraje donde vimos a un hombre dibujando su sombra en la arena. Inmensas olas vinieron y la borraron. Mas él continuó dibujándola una y otra vez.
"Es un místico" -dijo mi alma-. "Apartémonos."
Y continuamos caminando hasta que, en una apacible ensenada, vimos a un hombre que recogía la espuma con una pala y la vertía en una vasija de alabastro.
"Es un idealista" -dijo mi alma-. "De seguro que él no debe ver nuestra desnudez."
Y seguimos caminando. Y, de regreso, escuchamos una voz que gritaba: "Éste es el mar. Éste es el profundo mar". Y cuando alcanzamos la voz, era un hombre de espaldas al mar y sosteniendo cerca de su oreja un caracol marino. Oía así el murmullo del mar.
Y mi alma dijo: "Dejémoslo. Es el realista. El que vuelvue su espalda a todo lo que no puede abarcar con su mente y se conforma con un fragmento".
Entonces seguimos de largo. Y en un lugar lleno de malas hierbas, entre las rocas, había un hombre con su cabeza enterrada en la arena. Y dije a mi alma: "Podemos bañarnos aquí, pues él no puede vernos".
"No" -repuso mi alma-, "porque él es el más implacable de todos. Es el puritano."
Entonces, una inmensa tristeza cubrió el rostro de mi alma y también su voz.
"Alejémonos de aquí" -dijo ella-, "pues no hay un lugar solitario y escondido donde podamos bañarnos. No dejaré que el viento enrede mis cabellos dorados, o descubra mis blancos senos en estos lugares, ni permitiré a la luz que exponga mi sagrada desnudez."
Y nos alejamos de este mar, en busca del Más Inmenso Mar.
Derrota
Derrota, mi Derrota, eres mi soledad y mi indiferencia;
tú eres más querida que mil triunfos,
y más dulce para mi corazón que toda la gloria del mundo.
Derrota, mi Derrota, eres mi conciencia y mi desafío;
gracias a ti sé que soy aún joven y de paso ligero.
Gracias a ti no seré atrapado por efímeros laureles.
En ti yo encontré la dicha de la soledad
y la alegría de ser ignorado y despreciado.
Derrota, mi Derrota, mi brillante espada y escudo.
En tus ojos he leído
que ser entronizado es igual que ser esclavizado,
y que ser comprendido es ser menospreciado,
y ser apresado no es sino alcanzar la plenitud.
Y es como una fruta madura que cae y es consumida.
Derrota, mi Derrota, mi osada compañera,
tu escucharás mis canciones y mis llantos y mis silencios,
y nadie sino tú me hablará del batir de las alas,
y del furor de los mares,
y de las montañas con fuego en sus cimas.
Y tú sola escalarás mi escarpada y rocosa alma.
Derrota, mi Derrota, eres inextinguible fuerza,
tú y yo reiremos juntos en medio de la tormenta,
y juntos cavaremos tumbas para todo lo que muera en nosotros.
Y nos detendremos ante el sol, con voluntad indomable.
Y los otros nos temerán.
tú eres más querida que mil triunfos,
y más dulce para mi corazón que toda la gloria del mundo.
Derrota, mi Derrota, eres mi conciencia y mi desafío;
gracias a ti sé que soy aún joven y de paso ligero.
Gracias a ti no seré atrapado por efímeros laureles.
En ti yo encontré la dicha de la soledad
y la alegría de ser ignorado y despreciado.
Derrota, mi Derrota, mi brillante espada y escudo.
En tus ojos he leído
que ser entronizado es igual que ser esclavizado,
y que ser comprendido es ser menospreciado,
y ser apresado no es sino alcanzar la plenitud.
Y es como una fruta madura que cae y es consumida.
Derrota, mi Derrota, mi osada compañera,
tu escucharás mis canciones y mis llantos y mis silencios,
y nadie sino tú me hablará del batir de las alas,
y del furor de los mares,
y de las montañas con fuego en sus cimas.
Y tú sola escalarás mi escarpada y rocosa alma.
Derrota, mi Derrota, eres inextinguible fuerza,
tú y yo reiremos juntos en medio de la tormenta,
y juntos cavaremos tumbas para todo lo que muera en nosotros.
Y nos detendremos ante el sol, con voluntad indomable.
Y los otros nos temerán.
lunes, 5 de marzo de 2007
Les miserables
…"My child!" she cried, "to go and fetch my child! She is not here, then! Answer me, sister; where is Cosette? I want my child! Monsieur Madeleine! Monsieur le Maire!"
Javert stamped his foot.
"And now there's the other one! Will you hold your tongue, you hussy? It's a pretty sort of a place where convicts are magistrates, and where women of the town are cared for like countesses! Ah! But we are going to change all that; it is high time!"
He stared intently at Fantine, and added, once more taking into his grasp Jean Valjean's cravat, shirt and collar:−−
"I tell you that there is no Monsieur Madeleine and that there is no Monsieur le Maire. There is a thief, a brigand, a convict named JeanValjean! And I have him in my grasp! That's what there is!"
Fantine raised herself in bed with a bound, supporting herself on her stiffened arms and on both hands: she gazed at Jean Valjean, she gazed at Javert, she gazed at the nun, she opened her mouth as though to speak; a rattle proceeded from the depths of her throat, her teeth chattered; she stretched out her arms in her agony, opening her hands convulsively, and fumbling about her like a drowning person; then suddenly fell back on her pillow.
Her head struck the head−board of the bed and fell forwards on her breast, with gaping mouth and staring, sightless eyes.
She was dead.
Jean Valjean laid his hand upon the detaining hand of Javert, and opened it as he would have opened the hand of a baby; then he said to Javert:−−
"You have murdered that woman”…
Victor Hugo
Javert stamped his foot.
"And now there's the other one! Will you hold your tongue, you hussy? It's a pretty sort of a place where convicts are magistrates, and where women of the town are cared for like countesses! Ah! But we are going to change all that; it is high time!"
He stared intently at Fantine, and added, once more taking into his grasp Jean Valjean's cravat, shirt and collar:−−
"I tell you that there is no Monsieur Madeleine and that there is no Monsieur le Maire. There is a thief, a brigand, a convict named JeanValjean! And I have him in my grasp! That's what there is!"
Fantine raised herself in bed with a bound, supporting herself on her stiffened arms and on both hands: she gazed at Jean Valjean, she gazed at Javert, she gazed at the nun, she opened her mouth as though to speak; a rattle proceeded from the depths of her throat, her teeth chattered; she stretched out her arms in her agony, opening her hands convulsively, and fumbling about her like a drowning person; then suddenly fell back on her pillow.
Her head struck the head−board of the bed and fell forwards on her breast, with gaping mouth and staring, sightless eyes.
She was dead.
Jean Valjean laid his hand upon the detaining hand of Javert, and opened it as he would have opened the hand of a baby; then he said to Javert:−−
"You have murdered that woman”…
Victor Hugo
sábado, 3 de marzo de 2007
digo
El hombre no ha nacido
para tener las manos
amarradas alposte de los rezos.
Dios no quiere rodillas humilladas en los templos,
sino piernas de fuego galopando,
manos acariciando las entrañas del hierro,
mentes pariendo brasas,
labios haciendo besos.
Digo que yo trabajo,
vivo, pienso,
y esto que yo hago es un buen rezo,
que a dios le gusta mucho
y respondo por ello.
Y digo que el amor
es el mejor sacramento,
que os amo, que amo
y que no tengo sitio en el infierno.
para tener las manos
amarradas alposte de los rezos.
Dios no quiere rodillas humilladas en los templos,
sino piernas de fuego galopando,
manos acariciando las entrañas del hierro,
mentes pariendo brasas,
labios haciendo besos.
Digo que yo trabajo,
vivo, pienso,
y esto que yo hago es un buen rezo,
que a dios le gusta mucho
y respondo por ello.
Y digo que el amor
es el mejor sacramento,
que os amo, que amo
y que no tengo sitio en el infierno.
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