miércoles, 2 de enero de 2008

El secreto

- Lo que sucede es que también los ocultistas decimonónicos fueron víctimas del espíritu del positivismo: algo es cierto sólo si se puede probar. Mire usted el debate sobre el Corpus Hermeticum. Cuando fue introducido en Europa, en el siglo XV, Pico della Mirandola, Ficino y muchas otras personas de gran sabiduría vieron la verdad: debía de ser de un saber antiquísimo, anterior a los egipcios, anterior al propio Moisés, porque en él ya se encuentran ideas que después enunciaron Platón y Jesús.


- ¿Cómo después? Son los mismos argumentos de Bramanti sobre la pertenencia de Dante a la masonería. ¡Si el Corpus repite de Platón y de Jesús es porque fue escrito despúes de ellos!

- ¿Ve? Usted también. Y en efecto, ése fue el argumento de los filólogos modernos, que además efectuaron confusos análisis lingüísticos para demostrar que el Corpus había sido escrito entre los siglos segundo y tercero de nuestra era. Como si dijéramos que Casandra nació después de Homero, porque ya sabía que Troya sería destruida. Es una ilusión moderna creer que el tiempo es una sucesión lineal y orientada, que va de A hacia B. También puede ir de B hacia A, y el efecto puede producir la causa... ¿Qué significa estar antes o después? ¿Su bellísima Amparo es anterior o posterior a sus confusos antepasados? Es demasiado espléndida, si permite un juicio desapasionado de alguien que podría ser su padre. Así que es anterior a ellos. Ella es el origen misterioso de lo que ha contribuido a crearla.

- Pero a este punto...

- Es el concepto mismo de "este punto" el que está errado. Los puntos son puestos por la ciencia, desde Parménides, para establecer de dónde hasta dónde se mueve algo. Nada se mueve, y hay un solo punto, el punto desde el que se engendran en un mismo instante todos los otros puntos. La ingenuidad de los ocultistas decimonónicos, y de los de nuestra época, consiste en querer demostrar la verdad de la verdad recurriendo a la falacia científica. No hay que razonar según la lógica del tiempo, sino según la lógica de la tradición. Todas las épocas, todos los tiempos se simbolizan entre sí, y por tanto el templo invisible de los rosacruces existe y ha existido en todos los tiempos, independientemente de las fluctuaciones de la historia, de vuestra historia. El tiempo de la revelación última no es el tiempo de los relojes. Sus relaciones se establecen en el tiempo de la "historia sutil", donde el antes y el despúesde la ciencia importan bastante poco.

- Pero, en suma, los que hablan de la eternidad de los rosacruces...

- Son bufones cientificistas, porque tratan de probar lo que en cambio hay que saber, sin demostraciones. ¿Acaso cree usted que los fieles veremos mañana por la noche saben o están en condiciones de demostrar todo lo que les ha dicho Kardec? Saben porque están dispuestos a saber. Si todos hubiéramos conservado esa sensibilidad para lo secreto, estaríamos deslumbrados por las revelaciones. No es necesario querer, basta con estar dispuestos.

- Pero en suma, y perdone una pregunta tan trivial, ¿los rosacruces existen o no?

- ¿Qué significa existir?

- Dígalo usted.

- La Gran Fraternidad Blanca, llámelos rosacruces, llámelos caballeros espirituales, de quienes los templarios sólo son una encarnación ocasional, es una cohorte de sabios, unos pocos, poquísimos elegidos, que viaja a través de la historia de la humanidad para preservar un núcleo de sabiduría eterno. La historia no sigue un curso causal. Es obra de los Señores del Mundo, a los que nada escapa. Naturalmente, los Señores del Mundo se protegen con el secreto. De modo que cada vez que se encuentre usted con alguien que se dice Señor, o Rosacruz, o Templario, le estará mintiendo. Hay que buscarlos en otra parte.

- ¿Pero entonces esta historia continúa hasta el infinito?

- Así es. Allí está la astucia de los Señores.

- Pero ¿qué quieren que sepa la gente?

- Que hay un secreto. Si no, para qué vivir, si todo es tal como parece.

- ¿Y cuál es el secreto?

-Lo que las religiones reveladas no han sabido decir. El secreto está más allá.

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