“…La tierra queda. La tierra queda siempre. Aunque los ríos se agolpen. Aunque los cielos lloren, durante días y días. Aunque los alzamientos ardan. Aunque los hombres mueran.
-¿Manque las mujeres se tornaran jorras, güeno, como las vacas?
Sí; aunque las mujeres se volviesen horras, igual que las viejas vacas agotadas, la tierra, esa rara sustancia, quedaría siempre.
-¿Y el día que el mundo reviente, vale?
-¡Guá, compae, no lo piense! ¡El mundo ta entoavía finito!
A la tierra la levanta el viento. La tierra se lleva y se trae pegada a la alpargata. La tierra, a veces, se abre y escupe fuego como un dragón.
-¡Ah, cuñao, qué vaina e pendejá más misteriosa, pues, qué tronco e vaina, to esto e la tierra…!
Pero la tierra, pase lo que pase, no devuelve a sus muertos. A quien Tunga se lo lleva, la tierra no lo devuelve. La tierra se alimenta de muertos, se nutre de dolorosos o indiferentes muertos.
-Güeno, peo a la res se la devora el zamuro, compae, y no la tierra…
-Y sí, cuñao, peo el zamuro también esaparece, pues, y zamuro no come zamuro, ¿sabe?...”
-¿Manque las mujeres se tornaran jorras, güeno, como las vacas?
Sí; aunque las mujeres se volviesen horras, igual que las viejas vacas agotadas, la tierra, esa rara sustancia, quedaría siempre.
-¿Y el día que el mundo reviente, vale?
-¡Guá, compae, no lo piense! ¡El mundo ta entoavía finito!
A la tierra la levanta el viento. La tierra se lleva y se trae pegada a la alpargata. La tierra, a veces, se abre y escupe fuego como un dragón.
-¡Ah, cuñao, qué vaina e pendejá más misteriosa, pues, qué tronco e vaina, to esto e la tierra…!
Pero la tierra, pase lo que pase, no devuelve a sus muertos. A quien Tunga se lo lleva, la tierra no lo devuelve. La tierra se alimenta de muertos, se nutre de dolorosos o indiferentes muertos.
-Güeno, peo a la res se la devora el zamuro, compae, y no la tierra…
-Y sí, cuñao, peo el zamuro también esaparece, pues, y zamuro no come zamuro, ¿sabe?...”
"La catira"
Camilo José Cela