…Después, sentándose a mi lado, aclaró el misterio: “En cierta ocasión, los cuervos, envidiosos de las palomas, trataron de copiar sus andares. Y casi se rompieron los huesos. Y todas la aves se burlaron de ellos. Cuando finalmente quisieron caminar como lo hacían en un principio observaron con horror que se les había olvidado. Por eso, desde entonces, lo hacen a saltitos y siempre tropezando.” Y mi hermano añadió: “Aprende de los cuervos. El que trata de arrebatar lo que no le pertenece puede perder hasta lo poco que tiene”…
Caballo de Troya 4
J.J. Benítez
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