miércoles, 14 de mayo de 2008

La noche oscura del espíritu

La noche oscura del espíritu es un turbión que agarra y arrastra todo hasta el abismo final.

¿Cómo decir? Es como un desdoblamiento de la personalidad, como si de pronto uno descubriera que uno ha estado engañando al otro (ese otro soy yo mismo) y el otro ha estado engañando al uno, y los dos saben que engañan y son engañados.

El paralelo pasa por debajo del absurdo y de la tragedia. Palabras como fracaso, desilusión, etc., son palabras blancas e inocentes que no significan nada en comparación de esto.

"Tempestuosa y horrenda noche", dice fray Juan de la Cruz.

Para mal de males, debajo de tanto absurdo y oscuridad -parece un sarcasmo- se mantiene la certeza de la fe, fría como una espada invencible. Hay, pues, un nuevo y trágico desdoblamiento entre el saber y el sentir de la fe: el sentir pretende convencer y engañar al saber, y el saber, sabiendo que se le quiere engañar, pretende a su vez convencer y engañar al sentir en un circuito caleidoscópico y alucinante. El sentir dice: Todo es mentira. El saber dice: Todo es verdad.

Es la tiniebla total. ¡Morir! Es el único alivio y la única salida.

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