Proverbio tailandés.
martes, 30 de noviembre de 2010
viernes, 19 de noviembre de 2010
. . . . . . . . . . el batiscafo de tu abismo . . . . . . . . .

estoy buscando una palabra
en el umbral de tu misterio
corazón oscuro
corazón con muros
que se esconde
que está donde?
corazón en fuga...
herido de dudas de amor.
Katia Cardenal
martes, 16 de noviembre de 2010
viernes, 12 de noviembre de 2010
martes, 9 de noviembre de 2010
sábado, 6 de noviembre de 2010
Amigo mío
Amigo mío: yo no soy lo que parezco. La apariencia es sólo una túnica que visto, una túnica de tejido muy cuidado que me protege a mí de tus preguntas, y a ti, de mi negligencia.
El "yo" que habita en mí, amigo mío, habita la casa del silencio, y en ella permanecerá por siempre desapercibido, inabordable.
No haré que creas en lo que digo ni que confíes en lo que hago: mis palabras no son sino tus pensamientos convertidos en sonidos y mis hechos, tus esperanzas concretadas en actos.
Cuando dices: «El viento sopla hacia el este», yo digo: «Por supuesto, claro que sopla hacia el este». Pues no quisiera hacerte saber que mi mente no se ocupa del viento sino del mar.
El "yo" que habita en mí, amigo mío, habita la casa del silencio, y en ella permanecerá por siempre desapercibido, inabordable.
No haré que creas en lo que digo ni que confíes en lo que hago: mis palabras no son sino tus pensamientos convertidos en sonidos y mis hechos, tus esperanzas concretadas en actos.
Cuando dices: «El viento sopla hacia el este», yo digo: «Por supuesto, claro que sopla hacia el este». Pues no quisiera hacerte saber que mi mente no se ocupa del viento sino del mar.
Tú no puedes comprender mis pensamientos, hijos de la mar, ni yo quisiera hacértelos comprender. Quiero estar a solas con el mar.
Cuando el día está contigo, amigo mío, la noche está conmigo; y, sin embargo, yo hablo del mediodía que baila sobre las colinas, y de la purpúrea sombra que se escabulle por el valle; porque tú no puedes oír las canciones de mi oscuridad ni ver batirse mis alas junto a las estrellas. Y mi deseo es que ni oigas ni veas lo que yace en mí. Quiero estar a solas con la noche.
Cuando asciendes a tu Cielo, yo desciendo a mi Infierno; aún entonces tú me llamas a través del abismo sin puente: «Mi compañero, mi camarada»; y yo te respondo: «Mi camarada, mi compañero», porque no quiero mostrarte mi Infierno. La llama quemaría tu vista y el humo te asfixiaría. Y yo amo a mi Infierno demasiado como para que lo visites. Quiero estar solo en el Infierno.
Tú amas la Verdad, la Belleza y la Justicia, y yo, por complacerte, asiento y parezco amar todo eso. Pero en mi corazón me burlo de ese amor. Mas no te dejaré ver mi risa. Reiré a solas.
Amigo mío, tú eres bueno y cauteloso y sabio; más aún, tú eres perfecto... y yo también cuando hablo contigo, lo hago sabia y cautelosamente. Y, sin embargo, soy loco. Pero enmascaro mi locura. La quiero para mí solo.
Amigo mío, tú no eres mi amigo; pero ¿cómo lograré hacértelo entender? Mi sendero no es tu sendero y, no obstante, caminamos juntos, tomados de la mano.
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