Let the words come slow.
sábado, 28 de noviembre de 2009
domingo, 8 de noviembre de 2009
Despueś de leer "Cachaza"
Lo interesante de la disciplina histórica, entendida como la cotidianidad del ser humano y su realización en la finitud de sus esperanzas, es poder descubrir, es descubrirse dentro de la inmediatez, con la intención de poseer una herramienta para des-construir y construir una realidad más placentera en este espacio universal y terrenal que nos brinda la vida.
Con la lectura de "Cachaza", y desde el punto de vista de mi interpretación histórica, me surgen algunas líneas de pensamiento que quisiera compartir con usted.
Primero, encuentro en la obra un ejemplo de narrativa descriptiva enmarcada dentro de un realismo a veces escalofriante, pero que a todas luces se convierte en una radiografía de un centro de reclusión para "enfermos mentales" que funcionó (o mejor dicho funciona) en nuestro país hace algunas décadas. Resulta muy interesante poder contar con un texto que nos ubica temporal y espacialmente en una época que muchos de los y las costarricenses desconocen, así como también desconocer el sufrimiento de centenares de hombres y mujeres que vivieron (se puede utilizar presente de nuevo) ante el silencio cómplice de una sociedad inerte. Ésta ubicación no solo se da en el reclusorio de enfermos mentales o en la Peni, sino que se enmarca en un contexto más amplio y nos desplaza a otros ámbitos como el Mercado Central o las calles josefinas de hace cuatro o tres décadas.
Sin embargo, el punto primero es una visión muy simplista de lo que realmente emana de la obra. Lo anterior, principalmente, porque lo que resulta realmente interesante es poder observar como funciona dentro de un sistema de convivencia social cualquiera, los métodos de coerción y de control social. Segundo. Así pues, la obra nos ubica dentro de un reclusorio de "enfermos mentales" que no es otra cosa que un espacio físico (entiéndase un lugar con límites debidamente marcados y con reglas propias) donde se priva de libertad a las personas -hombres o mujeres- que no se "adaptan" al sistema de convivencia social establecido por unos cuantos. Esto es, que las personas que no logran interiorizar las reglas de normalización de la sociedad X, son peligrosos (as) para el resto de los comunes (del montón) por lo tanto debemos encerrarlos para que estos puedan entender como funciona la sociedad. Lo mismo podríamos decir de los centros penitenciarios y todos (as) los privados de libertad qeu en ellos viven (para ser optimistas), pues es la lógica de un sistema "apartar las piedras del zapato" pues lo único que hacen es estorbar.
Ahora bien, tercero, es interesante como el autor desnuda un sistema ideológico, capitalista o socialista (entiéndase socialismo real), con sus ansias de control totalitario sobre la mente y el cuerpo de los seres humanos, que castran toda esperanza de aquellos que no son "normales" dentro de la convivencia social. Y es que el fenómeno de recluir "enfermos mentales" es típico de la modernidad y la fundación de ciudades. Sin embargo, este control totalitario no solo es apreciable dentro del ámbito carcelario o de reclusión de enfermos mentales, sino que se puede percibir también en otros ámbitos como un aula de cualquier centro de enseñanza en donde se norma la conducta aceptada para la convivencia social; de esta manera resulta de igual valor el maestro, el carcelero o el doctor.
No es sino hasta nuestros tiempos, que surgen pensadores que nos hacen cuestionar esos conceptos elaborados durante la modernidad. Hago referencia a pensadores posmodernos como Michael Foucault o Jacques Derridá, que nos dan nuevas líneas de análisis para poder des-construir esas elaboraciones de control totalitario sobre la mente, el cuerpo y el espíritu. Es con ellos y otros, que nos enfrentamos a un nuevo paradigma de pensamiento en donde se pone de manifiesto la necesidad de cuestionar nuestro presente en función de las ataduras que impone un sistema de convivencia social que lacera nuestra sociedad actual y que nos obliga a aceptar inertes verdades absolutas, inamovibles e incuestionables.
Cuarto. La obra posee gran valor histórico como documento descriptivo, así como también nos da una perspectiva humanista para poder entender como un sistema que se aparta de la satisfacción integral de sus moradores, inventa formas de evadir realidades alternativas a un funcionamiento "normal" y simplemente desplaza a aquellos que no logran adaptarse a la "reglas" de convivencia social.
Quinto. Me llama poderosamente la atención como un fenómeno de comunicación de masas televisivo como los "reality show" estilo "Big Brother", le brinda a la sociedad la posibilidad seductora (a manera de efecto boomerang) de poseer el control totalitario que es patrimonio exclusivo de los sistemas ideológicos. Lo anterior por cuanto es el individuo frente a su televisor, que puede controlar las acciones de los seres humanos recluidos en un espacio físico determinado: sus necesidades, sus sentimientos, sus emociones, sus flatulencias, sus virtudes como defectos (dentro de la "normalidad social") y es este mismo individuo frente a su televisor, en la más absurda individualidad, que tiene en sus manos (por medio de una llamada telefónica) la posibilidad de condenar, castigar y desplazar a lo que el considera anormal dentro de sus valores (anti-valores) preestablecidos por un sistema que el considera educativo, familiar o ideológico en general. A todas luces me parece una inclinación mórbida de un sistema capitalista, concretamente en este caso, que logra mercantilizar los detalles más íntimos del ser humano.
Sexto. Quizá tomen relevancia algunos textos que te ayudarán a entender esta maraña de pensamientos dispares y por momentos alucinantes (como los de Cachaza), que escribo con mala redacción y orden. Podríamos pensar en Huxley con "El mundo feliz", típica utopía del cualquier modelo ideológico de convivencia social en donde premia ese mencionado control totalitario; quizá también podríamos pensar en Orwell con "1984" en la conformación del "gran hermano".
Al final, la magia de una obra literaria cualquiera, son las múltiples interpretaciones que puedan emanar de cuantos lectores se atrevan a entrar a pensar y repensar lo leído. Cachaza me brindó la tranquilidad de poder alucinar por instantes con mucha tranquilidad y escribir lo primero que se me ocurrió. Quizá no sirva de nada, quizá de algo... al fin y al cabo la tarea es del próximo lector.
Con la lectura de "Cachaza", y desde el punto de vista de mi interpretación histórica, me surgen algunas líneas de pensamiento que quisiera compartir con usted.
Primero, encuentro en la obra un ejemplo de narrativa descriptiva enmarcada dentro de un realismo a veces escalofriante, pero que a todas luces se convierte en una radiografía de un centro de reclusión para "enfermos mentales" que funcionó (o mejor dicho funciona) en nuestro país hace algunas décadas. Resulta muy interesante poder contar con un texto que nos ubica temporal y espacialmente en una época que muchos de los y las costarricenses desconocen, así como también desconocer el sufrimiento de centenares de hombres y mujeres que vivieron (se puede utilizar presente de nuevo) ante el silencio cómplice de una sociedad inerte. Ésta ubicación no solo se da en el reclusorio de enfermos mentales o en la Peni, sino que se enmarca en un contexto más amplio y nos desplaza a otros ámbitos como el Mercado Central o las calles josefinas de hace cuatro o tres décadas.
Sin embargo, el punto primero es una visión muy simplista de lo que realmente emana de la obra. Lo anterior, principalmente, porque lo que resulta realmente interesante es poder observar como funciona dentro de un sistema de convivencia social cualquiera, los métodos de coerción y de control social. Segundo. Así pues, la obra nos ubica dentro de un reclusorio de "enfermos mentales" que no es otra cosa que un espacio físico (entiéndase un lugar con límites debidamente marcados y con reglas propias) donde se priva de libertad a las personas -hombres o mujeres- que no se "adaptan" al sistema de convivencia social establecido por unos cuantos. Esto es, que las personas que no logran interiorizar las reglas de normalización de la sociedad X, son peligrosos (as) para el resto de los comunes (del montón) por lo tanto debemos encerrarlos para que estos puedan entender como funciona la sociedad. Lo mismo podríamos decir de los centros penitenciarios y todos (as) los privados de libertad qeu en ellos viven (para ser optimistas), pues es la lógica de un sistema "apartar las piedras del zapato" pues lo único que hacen es estorbar.
Ahora bien, tercero, es interesante como el autor desnuda un sistema ideológico, capitalista o socialista (entiéndase socialismo real), con sus ansias de control totalitario sobre la mente y el cuerpo de los seres humanos, que castran toda esperanza de aquellos que no son "normales" dentro de la convivencia social. Y es que el fenómeno de recluir "enfermos mentales" es típico de la modernidad y la fundación de ciudades. Sin embargo, este control totalitario no solo es apreciable dentro del ámbito carcelario o de reclusión de enfermos mentales, sino que se puede percibir también en otros ámbitos como un aula de cualquier centro de enseñanza en donde se norma la conducta aceptada para la convivencia social; de esta manera resulta de igual valor el maestro, el carcelero o el doctor.
No es sino hasta nuestros tiempos, que surgen pensadores que nos hacen cuestionar esos conceptos elaborados durante la modernidad. Hago referencia a pensadores posmodernos como Michael Foucault o Jacques Derridá, que nos dan nuevas líneas de análisis para poder des-construir esas elaboraciones de control totalitario sobre la mente, el cuerpo y el espíritu. Es con ellos y otros, que nos enfrentamos a un nuevo paradigma de pensamiento en donde se pone de manifiesto la necesidad de cuestionar nuestro presente en función de las ataduras que impone un sistema de convivencia social que lacera nuestra sociedad actual y que nos obliga a aceptar inertes verdades absolutas, inamovibles e incuestionables.
Cuarto. La obra posee gran valor histórico como documento descriptivo, así como también nos da una perspectiva humanista para poder entender como un sistema que se aparta de la satisfacción integral de sus moradores, inventa formas de evadir realidades alternativas a un funcionamiento "normal" y simplemente desplaza a aquellos que no logran adaptarse a la "reglas" de convivencia social.
Quinto. Me llama poderosamente la atención como un fenómeno de comunicación de masas televisivo como los "reality show" estilo "Big Brother", le brinda a la sociedad la posibilidad seductora (a manera de efecto boomerang) de poseer el control totalitario que es patrimonio exclusivo de los sistemas ideológicos. Lo anterior por cuanto es el individuo frente a su televisor, que puede controlar las acciones de los seres humanos recluidos en un espacio físico determinado: sus necesidades, sus sentimientos, sus emociones, sus flatulencias, sus virtudes como defectos (dentro de la "normalidad social") y es este mismo individuo frente a su televisor, en la más absurda individualidad, que tiene en sus manos (por medio de una llamada telefónica) la posibilidad de condenar, castigar y desplazar a lo que el considera anormal dentro de sus valores (anti-valores) preestablecidos por un sistema que el considera educativo, familiar o ideológico en general. A todas luces me parece una inclinación mórbida de un sistema capitalista, concretamente en este caso, que logra mercantilizar los detalles más íntimos del ser humano.
Sexto. Quizá tomen relevancia algunos textos que te ayudarán a entender esta maraña de pensamientos dispares y por momentos alucinantes (como los de Cachaza), que escribo con mala redacción y orden. Podríamos pensar en Huxley con "El mundo feliz", típica utopía del cualquier modelo ideológico de convivencia social en donde premia ese mencionado control totalitario; quizá también podríamos pensar en Orwell con "1984" en la conformación del "gran hermano".
Al final, la magia de una obra literaria cualquiera, son las múltiples interpretaciones que puedan emanar de cuantos lectores se atrevan a entrar a pensar y repensar lo leído. Cachaza me brindó la tranquilidad de poder alucinar por instantes con mucha tranquilidad y escribir lo primero que se me ocurrió. Quizá no sirva de nada, quizá de algo... al fin y al cabo la tarea es del próximo lector.
Para Jose Pablo Carballo
Noviembre 2003
Prof. Paulo Mata
Noviembre 2003
Prof. Paulo Mata
Cachaza, Polo Moro, Virgilio A. Mora
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