“HAMLET: Basta. Diviérteme. Sí, cuéntame la historia de un gato, de un “mog waullador” como el que acabas de imitar insuperablemente.
YORICK (aparte): Ahora tendré que cumplir esta penitencia por haber hecho lo que él quería. (En voz alta.) Todavía hay vida en este viejo chucho que cabalgas; de modo que dime, Hamlet, ¿por qué los gatos tienen nueve vidas?
HAMLET: No lo sé, pero por qué tienen nueve colas lo sé muy bien, y tú lo descubrirás pronto si tu acertijo se alarga.
OFELIA (aparte): Este príncipe es tan cortante como su lengua; y el pobre Yorick más obtuso cada día.
YORICK: Entonces oye la respuesta. Todos los gatos miran a los reyes: pero mirar a un monarca es poner la vida en sus manos; y las vidas que esas manos sostienen se deslizan a menudo entre sus dedos y se pierden. Ahora, Hamlet, cuenta los espacios que hay en tus manos, quiero decir entre dedo y dedo, y dedo y dedo, y dedo y dedo, y dedo y pulgar. En las dos manos, cuenta ocho fisuras por las que puede escapar una vida. Sólo nueve vidas garantizarán que quede una al menos; y por eso nuestro gato, que mira al rey, tiene nueve…”
YORICK (aparte): Ahora tendré que cumplir esta penitencia por haber hecho lo que él quería. (En voz alta.) Todavía hay vida en este viejo chucho que cabalgas; de modo que dime, Hamlet, ¿por qué los gatos tienen nueve vidas?
HAMLET: No lo sé, pero por qué tienen nueve colas lo sé muy bien, y tú lo descubrirás pronto si tu acertijo se alarga.
OFELIA (aparte): Este príncipe es tan cortante como su lengua; y el pobre Yorick más obtuso cada día.
YORICK: Entonces oye la respuesta. Todos los gatos miran a los reyes: pero mirar a un monarca es poner la vida en sus manos; y las vidas que esas manos sostienen se deslizan a menudo entre sus dedos y se pierden. Ahora, Hamlet, cuenta los espacios que hay en tus manos, quiero decir entre dedo y dedo, y dedo y dedo, y dedo y dedo, y dedo y pulgar. En las dos manos, cuenta ocho fisuras por las que puede escapar una vida. Sólo nueve vidas garantizarán que quede una al menos; y por eso nuestro gato, que mira al rey, tiene nueve…”
Salman Rushdie
"Oriente, Occidente"